miércoles, 2 de enero de 2019

Bansky

La última obra de Banksy me recuerda la idea de la niñez como  espacio de la inocencia, aunque para este niño pareciera haber sido perdida, sus brazos abiertos en cruz como víctima de la contaminación me estremece como presintiendo nuestro destino humano sobre este planeta.
Por un lado la deriva filogenética de la especie  se abisma al límite de los recursos globales  para dejar de ser humanos (o desaparecer como forma de vida  inteligente),   y por otro la vida completa de  este espécimen  se ve estremecída por el horror vacuo de todo lo efímero:  pobre diablo ! contaminado por el aire, los alimentos,  las radiaciones , las normas y leyes, su hisotria, la información y ahora la moderna vida digital.

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