lunes, 25 de octubre de 2010

Revolución o Revelación


Toda revolución comienza con una operación sobre el lenguaje, las palabras viven y mueren igual que los hombres, ellas integran “un todo”, un universo. En sentido estricto un universo simbólico estaría determinado por la posibilidad de significación de un lenguaje. Los límites de tal universo son los límites de lenguaje que opera sobre él, y que a la vez es lenguaje que nace desde el universo mismo. En este sentido el hombre es el único ser capaz de “morir su propia muerte” ya que es capaz de morir a una construcción simbólica de la realidad y no un simplemente “dejar de ser”.
Así como las palabras nacen y mueren, los sentidos de “lo real” divergen de sus “realidades” y vuelven a converger en nuevos objetos de representación., tales objetos son re-presentados por la palabra.
La tradición mítica de oriente nos habla de una lengua anterior al sánscrito cuya voz era solo pronunciada por los Dioses, su nombre védico era “Tántrico”. Su peculiaridad consistía en que a cada palabra pronunciada una acción-forma inmediata se le correspondía en el mundo fenoménico, tal que la palabra “luz”, no solo la nombraba, señalaba el fenómeno, sino que la posibilitaba y la producía en el mismo acto de pronunciarla. Si un Dios decía llueve, llovía, no como una consecuencia, sino como una forma íntegra de la realidad creadora de esta palabra.
Regresemos ahora desde los vedas hindúes hasta el ciberespacio informático.
Hay una palabra que rescata la comunicación digital y es precisamente: “virtualidad”, su empleo se debe a una sutil peculiaridad. En la antigüedad, bajo la perspectiva teológica cristiana del mundo, aquello virtuoso era aquello que obraba en relación al bien, un alma virtuosa era aquella que obraba en relación al bien. Lo virtuoso solo era posible ser observado a través de actos que fuesen virtuosos, un alma virtuosa solo era advertida por el modo en que un hombre se comportaba, tal que esta conducta fuese virtuosa, o sea realizada en relación al bien.
De lo anterior se desprende que lo “virtual” es solo aquello de lo cual es posible advertir sus efectos, tales como los buenos actos, pero nunca la bondad.
En este sentido se dice que las comunicaciones a través de los medios electrónicos de información son virtuales: de ellas solo se puede advertir sus efectos (el mensaje), ya que todo aquello que corresponda a la parte no-verbal (analógica) de la comunicación está negado.
De este modo se acota una importante perspectiva del lenguaje, aquella que Watzlawik definiera como “comunicación analógica”, forma tradicional del lenguaje cara a cara.
En otro sentido vuelve a la experiencia de la comunicación más similar a las experiencias de laboratorio, donde es posible controlar menor número de variables con mayor eficiencia.
Si el medio de la comunicación es “el canal electrónico”, esto quiere decir que lo “virtual” de la comunicación reduce el lenguaje a un universo simbólico mucho mas acotado, donde todo lo analógico carece de significación. Daría lo mismo que al otro lado del sistema emisor-receptor hubiera una persona humana o un complejo programa preparado para responder coherentemente a nuestros mensajes, lo virtual de ambos casos sería indiferenciado, el canal volvería indiferenciable al sujeto en cuestión.
En este sentido se produce un acotamiento de nivel relacional e intersubjetivo entre los actores intervinientes en el acto de la comunicación.
Ciudades-Sociedades Virtuales
Existen sitios en Internet donde el “navegante” puede aventurarse a vivir una vida en paralelo a la cotidiana, sin por ello infringir ninguna “norma social”.
Tales sitios son llamados “ciudades virtuales”.
Para comenzar deberíamos “bajarnos” nuestro “navegador” para desplazarnos en este nuevo universo. Un software que permite tener una perspectiva tridimensional desde el interior mismo de un sujeto que es creado por el actor interviniente. O sea bajamos un software de “subjetividad”, este programa permite “ver” desde un punto focal interior al sujeto en diferentes perspectivas, o alejarse de él y verlo desde fuera en contexto con su “realidad”.
Tales ciudades virtuales son construidas virtualmente por distintos actores intervinientes, uno puede desplazarse por ellas asumiendo un personaje (avatar) o rol que cada quièn crea.
Se pueden elegir las propias características físicas y construir la propia apariencia, luego uno puede desplazarse por una calle donde otras personas caminan, tal que uno puede apreciar en la pantalla de su ordenador una determinada cantidad de gente, autos, edificios, plazas, galerías, todo tal cual como si alguien instalara una cámara en directo en una persona física y viera a través de un monitor todo su recorrido y su hacer desde la perspectiva de la propia cabeza del sujeto.
En tal ciudad virtual, a cada sujeto que aparece le está conectada una persona desde su computadora dirigiendo las accionas de su personaje, si vemos a un cowboy mongol caminando por las calles de “Alphaworld”, y nosotros mismos bajo la forma de un glamoroso actor americano de los sesenta nos topamos con él, podemos entablar un diálogo, y bajo el avatar del mongol habrá una persona física respondiéndonos.
Cada personaje de estas atestadas ciudades es ocupado por un “alma virtual”, y lo mas real de estos personajes es su “presencia”, su imagen que a la vez es lo mas virtual.
Paradójicamente lo menos real de estos personajes es “su alma”, o sea los seres que los crearon y controlan.
En estas ciudades hay construcciones, edificios, casas, teatros, cada construcción es generada por alguien, de modo que este objeto se vuelve “objetivable” para todos los actores intervinientes en la ciudad.
Cada edificio posee arquitecturas propias, espacios interiores bien definidos y comunes a todos los actores de cada ciudad.
Cada quién puede construirse su propia casa y tener acceso a ella, solo accederá la gente autorizada por el constructor a su casa, o sea su familia virtual o sus amigos.
Luego de un largo día por Alphaworld nada mejor que volver a una casa virtual…
En estas ciudades virtuales se desarrollan foros, espectáculos, conciertos, se va de shopping, se editan diarios, y todos los personajes objetivizan juntos esta “realidad virtual”.
Recalcaremos, pues, que lo menos real en estos mundos virtuales son los operadores de los sistemas, las personas físicas en tanto que lo mas importante es aquello que aparece, lo aparente y en su aparecer re-presenta y posibilita el “ser” de esta realidad.

Un paso más
Estas ciudades virtuales son construidas por arquitectos virtuales.
Hay muchos mundos posibles, cada mundo posee regiones y ciudades, cada ciudad es habitada por ciberintegrantes de esta experiencia, todas las zonas de estas ciudades son “objetivizadas virtualmente” por todos sus actores.
Cada ciudad es diseñada por un conjunto de “arquitectos virtuales”, tal que cada ciudad posee sus propias reglas, en algunas ciudades no existe la muerte, en otras no opera la ley de la gravedad, y cada lugar es ordenado por distintas leyes “físicas” y “sociales”.
Los arquitectos funcionan como en el caso de “El ojo de Dios”, quienes todo lo ven y ordenan.
Habiendo mantenido una conversación informal cara a cara con uno de estos arquitectos virtuales, recuerdo anecdóticamente que él me comentara que ellos son como “Dioses en sus mundos”.
Precisamente, ellos al nombrar crean en sus mundos virtuales, tal que pueden construir “realidades” objetivizables por todos los participantes, y definir sus leyes al igual que aquellos dioses védicos.
El lenguaje informático-digital sería análogo al “tántrico” pronunciado por aquellos seres mitológicos que al nombrar creaban igual que los arquitectos virtuales.

Reflexión

Una previsión alarmante nos sugiere la existencia de estos lugares virtuales como el comienzo de una posibilidad que podría tornarse escalofriante: Habitar estas ciudades virtuales como totalidades polisensoriales, y no ya como simples participantes de una experiencia virtual interesante.
La paradoja del film “The Matrix” volviéndose real,
¿Cuál realidad sería entonces más real?

Conclusiones
1- Las antiguas lenguas tendían a la entropía semántica, sus significantes eran altamente polisémicos y tal posibilidad les otorgaba un alto rango de significación.
Las frases eran entendidas en su contexto tal que descontextualizadas se volvía muy dudosa su interpretación.
2- Las lenguas de escritura ideográfica tienden a una simplificación al organizarse en modos de escritura fonética que con aproximadamente veintiocho signos fonéticos se construye una organización fonética tal que reproduzca “el sonido de la palabra”, o sea la palabra misma. En este sentido la palabra escrita llega a ser la palabra dicha, y luego la palabra re-presentada.
Este conjunto de fonemas despierta una potencialidad semántica semejante a la del ideograma pero con un grado de complejidad mucho menor.
Las lenguas de representación ideográfica precisaban miles de signos para poder construir un universo lingüístico coherente, su entropía semántica era quizá aún mayor que la de las lenguas antiguas de representación fonética, pero esta potencialidad por otro lado volvía a los ideogramas demasiado “imprecisos” y difíciles de interiorizar.
3- La escritura de tipo fonética abre paso a la posibilidad de construcción absolutamente simbólica del lenguaje, esto es, de tipo totalmente “digital”, contra la analogía del ideograma.
También posibilita la aparición de las operaciones abstractas tales como silogismos, inferencias lógicas, y construcciones dialécticas.
4- La reducción del nivel operatorio sintáctico del lenguaje verbal (tal como la simplificación de los símbolos significantes, la reducción de fonemas y la incorporación mixta de formas ideográficas y fonéticas representativas ) no implica necesariamente una reducción de su nivel semántico (esto es de su potencial carga significativa).
5- El acotamiento del nivel semántico (entiéndase carga semántica de las unidades significantes) de las lenguas modernas a favor de la precisión acerca del “objeto” (premisa ineludible de la modernidad y el iluminismo), tal que cada palabra diga cosas precisas, en lo posible significados unívocos en donde una palabra diga una, y solo una cosa, implica un empobrecimiento del nivel semántico de modo que al conservar un mínimo de palabras “necesarias” reducidas a un mínimo de significancia cae el nivel de entropía en perjuicio de la capacidad de significación yrepresentación de una lengua.
6- El verdadero empobrecimiento del lenguaje, postulamos, está dado por la operación anteriormente descripta (proceso de reducción del nivel semántico de una lengua) y no por una reducción del nivel sintáctico).
7- Concluimos que cualquier operación de empobrecimiento del nivel semántico de una lengua reduce la capacidad creadora del lenguaje en la resolución de problemas, propone el padecimiento de perspectivas únicas respecto a criterios subjetivos y objetivos, y tiende a una homogeneización peligrosa de las lenguas y las relaciones intersubjetivas.
8- Postulamos la necesidad de un “estallido semántico” en el pensamiento y el lenguaje para producir quiebres paradigmáticos esenciales.
La objetivación del lenguaje en formas únicas del pensar y la reducción semántica del lenguaje es un resabio del pensamiento “Moderno” anticipado por el iluminismo y luego el neoiluminsmo.
La búsqueda de un “objeto verdadero”, requiere rigor, acotamiento de lo subjetivo y reducción de la entropía a patrones únicos de expresión.
10- Aunque la posmodernidad haya “quebrado” con la noción de objeto verdadero (principio de incertidumbre), a cambio de una estructura conceptual mucho mas flexible al modo cognitivo de una “construcción dialéctica”, o redes de significado, se haya postulado la relatividad de todos los principios, se haya arrojado hacia el caos la construcción de objeto verdadero de la ciencia empírica, y se haya producido una mayor apertura paradigmática a favor de campos mas amplios para el pensar, todavía padecemos de los resabios del lenguaje de la modernidad:
-Significados altamente unívocos
-Formas únicas en que parece manifestarse lo “real” y lo verdadero.
-Patrones sistemáticos de pensamiento lineal.
11- Postulamos la necesidad de alcanzar nuevos niveles semánticos en el lenguaje verbal para superar el “pos-período” de la posmodernidad y hacer así posible la apertura a un movimiento cognitivo fundacional verdaderamente renovado y auténtico y ya no solo un pos-movimientoreactivo a los infortunios del proyecto fallido de la modernidad.
Es necesario en este sentido la construcción de un “lenguaje nuevo”, y esto no refiere a un nuevo idioma sino a una construcción semántica con niveles de mayor entropía, con complejidades distintas y posibilitante de modos auténticamente nuevos del pensar.
Heidegger se refiere en este punto, ante el fin de la filosofía como camino del pesar, (como acabamiento de las posibilidades de lo ya pensado por todos los pensadores) a un modo del “pensar poético” como posibilidad de una significación potencialmente distinta del lenguaje.
12-Como una paradoja de la modernidad los “ciberespacios virtuales” se han instalado en plena posmodernidad resistiendo cualquier verificación objetiva y asumiendo un grado cada vez mayor en la conquista por “lo real”.
Una posibilidad impensada hasta hoy se plantea en forma escalofriante: aquella que intenta reemplazar la palabra por la imagen, un ámbito donde ya no sea posible pensar y donde finalmente hayamos sido por completo “pensados”.
13-Finalmente concluimos que la reducción del nivel sintáctico en el uso de la tecnología de alto nivel para mantener comunicaciones, no implica necesariamente una reducción del nivel semántico, por el contrario esta reducción semántica es operada con anterioridad y es condición de aparición de la ciencia como agente posibilitante de tecnología.
14-Esta tendencia a la simplificación del lenguaje en posibilidades únicas del pensar, ha llevado a un agotamiento de la palabra posmoderna a falta de una lenguaje auténticamente original con que pensar.
A modo de estigma, la posmodernidad carga con el pesado resabio a destiempo de la palabra de la modernidad como acabamiento de lo pensado a través de sus modelos funcionales.
En la posmodernidad el resultado de la saturación de significantes siempre refieren a un único modelo posible: el de la modernidad (como respuesta a este modelo).
Algunas consideraciones acerca de una Representación Social
Habría una representación social que postula la reducción cognitiva de las nuevas generaciones y que básicamente dice así: “Tiempos de antes fueron mejores”.
Como si hubiera una caída cultural donde cada individuo se estuviera precipitando hacia una especie de “abismo social” donde además generación tras generación cada sujeto padece un cercenamiento cognitivo respecto a su par antecesor.
Así podemos pensar de este modo en un núcleo figurativo que plantea la caída hacia la barbarie, o la horda primitiva al final del recorrido y en el mejor de los casos.
De tal modo se ha llegado a desconfiar de las capacidades de discernimiento de los adolescentesen cuanto se refiere a su comunicación, popularmente se desestima la sintaxis que ellos emplean al comunicarse creyendo que ellos empobrecen, deforman y cercenan “la lengua” al utilizar sus modos abreviados de expresión.
Dudosamente esta representación pueda elevarse desde la categoría teórica de representación social, sus premisas caen y funcionan como modo de legitimación popular desintegrado de un verdadero estudio ontológico.
Esta forma de representación permite asimilar por parte de las personas que quedan excluidas de los modelos comunicacionales en desarrollo, una forma de legitimación de sus propios procedimientos comunicacionales como mas efectivos, de mayor envergadura o mas comprometidos ya sea con la realidad o con las personas y los sentimientos.
También este tipo de representación social permite a sus participantes
Justificar su disfuncionalidad respecto a la asimilación de nuevas estructuras de conocimiento.
Conocimiento-Poder
Respecto al par al que se refiriera Foucault conocimiento-poder, el discurso dominante siempre intentará sostener su lugar privilegiado del conocimiento respecto a manifestaciones resistentes.
De este modo desacredita el lugar del otro mediante una discriminación selectiva del conocimiento.
Al respecto podríamos pensar que los nuevos discursos intentan surgir para quebrar aquel otro dominante.
En el particular caso de los nuevos sistemas de comunicación habría que pensar un hecho histórico como posibilidad de reflexión.
Al final de la Edad Media se produce uno de los hechos mas revolucionarios y reveladores de este período, la aparición de la Imprenta, con ella la difusión rápida del conocimiento, hecho definitorio para el origen de la reforma protestante y para concluir este período histórico.
Instituciones como el Vaticano pierden poder y credibilidad con un instrumento que al principio parecía beneficiar solo al poder instalado.
Pensemos entonces en la Internet y las posibilidades que no solo le sirven al discurso dominante, sino además como vía legítima de comunicación de las minorías resistentes.
Mariano Lopata