miércoles, 27 de diciembre de 2017

Que mal me siento sin Facebook

Nadie a quien uno  pudiera decir las cosas que creyera pensar, excepto uno mismo, nadie de quien esperar aplausos o insultos, nada.
Así  era antes de Facebook: había que escribir en papel, intentar un sentido, e imaginar con mucho esfuerzo de que manera hacer público tanto apabullamiento, tanta duda, tanto asombro, certeza, poesía, basura, tesoro o queja.
Hoy este mar de comunicación sorda confluye en un océano que diluye todo sentido profundo ¿para que bucear  si en la superficie de todas las cosas nos deslizamos cada vez más veloces, gozosos de vértigo instantáneo?
Este minuto de paz, este instante rosa de fuego diario que se extingue, que  se apaga como  las brasas.
Yo escribía leve, en un cuaderno  que guardaba en  una mochila mientras viajaba sin rumbo fijo, leve, demasiado leve. Y  ahora que cada recuerdo es cómo un clavo oxidado en mi memoria,  fragmentos   hilvanados en el tejido de mi   propio camino, pienso en el  libro escrito por aquél  viejo,  se llamaba  "Cosecha tardía"  como gran metáfora de su arte, y yo,  insolente,  me mofaba de ese hombre al que sentía patético y hoy me toca hacer yo mismo de  viejo sin saber aún quien de mí se mofe, "Cosecha tardía" , este sinsentido de todo asumido de forma tan temprana.
¡Bueno  a festejar! A Saludar a los amigos ! A chatear en Facebook y escribir en whatsapp!  Vamos ! Vamos

No hay comentarios: