Quien asegura que pueda escribirse hoy algo mejor que antes, o lo que antes se haya escrito sea una cima alta que alcanzar, se tratan de otras experiencias narrativas, otras corrientes del relato que han vertido sus aguas en causes distintos del mismo río del devenir y el tiempo
( historia, podríamos decir).
Los hombres tal vez seamos no mas que un sueño; Y la historia no mas que un relato.
Pero la historia se resiste a la estratificación de significaciones visibles, de todas ellas como conjunto, y mas vale solo deja verse la última capa, la superficial. Allí estamos desenterrando memorias como fósiles, como cadáveres que no terminan de desintegrarse en el polvo, y del mismo polvo hecho tierra germinamos desde los ríos de nuestros antepasados , que siguen latiendo en la conciencia que se demora en la escena presente hacia el devenir -
Es una tremenda aventura estar arrojados a este naufragio de la vida e intentar significarla.
El ser y el tiempo han sido los temas que ocuparon esencialmente a los filósofos. Si existe aquello que permanece esencialmente igual y se resiste al cambio en el devenir , o si todo es cambio, flujo en constante movimiento, y en ese movimiento se significa el ser como conciencia del tiempo.
Cuando Freud se refería a la atemporalidad de lo inconsciente pensaba tal vez en este movimiento de la permanencia, ¿como podía algo permanecer en el movimiento?, como podía no solo permanecer sino a la vez significar el instante en devenir entregándonos la presencia, y en la presencia no solo el objeto, la cosa, y un paso mas allá la sustancia y el cuerpo como atributos de la realidad.
Cuando Lacán piensa en “lo Real” entramado a lo simbólico como posibilidad de habitar la imagen del mundo, se retrotrae al viejo problema de la realidad: ¿qué es la realidad?, ¿una convención entre quienes percibimos el tramado de significaciones montadas sobre la escena imaginaria?-
Hoy parecen diluirse la certezas que antaño nos entregaran los vastos sistemas de conocimiento, y ¿qué digo sistemas? , si la propia mención de su “sistematicidad” incluye una categoría determinante como ancla que fondea el peso de toda la construcción semántica, si solo decir "sistema" nos delata modernos.
Cada palabra encarna no solo un centro gravitacional como metáfora de sentidos, sino concluye la órbita de los significantes en una narrativa elíptica como anillo que no puede dejar de girar fuera de su campo .
El problema que preocupaba a algunos griegos anteriores a Sócrates, que tensaba la cuerda del pensamiento y daba forma a una idea más emocional que razonable, era el de la realidad misma, pero bajo su forma paradojal: ¿Cómo podía haber algo donde mas vale debería haber habido nada?, y en ese algo habido lo mas inquietante siempre resulta ser la forma del tiempo gerundio: “habiendo”.
¿Como puede algo Ser, habiendo sido, y seguir siendo, habiendo habido algo de su ser que no cesa en el devenir y renueva la forma del haber siendo lo mismo?
No encuentro modo mas preciso de definir el problema en la expresión mínima de una pregunta que la anterior.
Es el problema del ser y el tiempo en
el devenir en que se renueva-
La cesación del ser es otra paradoja, algo que cesa, que habiendo sido deja de ser-
La ecuación de Demócrito resuelve el problema: sólo existen átomos y vacío, si todo puede resolverse bajo la perspectiva de lo único que es, la significación hegemónica bajo la que todas las demás sucumben, entonces sólo se trata de átomos, los colores, los rumores, los aromas, átomos y reacciones químicas, reacciones moleculares enlazadas bajo la causalidad que determina de estos elementos conjunciones y formas propias-
Reduccionismo hasta el punto fetichista mas íntimo de concebir el todo como la suma de algo que pueda entender sin incomodar mis certezas-
Anoche mirando el cielo, recuperé la conciencia de la distancia que nos separaban de las estrellas.
Probablemente fuera la luz más lejana que pudiera llegar a mis ojos luego de miles o cientos de miles de años viajando en el espacio-
¿ cómo podemos concebir esta idea? si no es que la imaginamos, imaginamos algo así como un viaje en la nada, en una nada tan vasta que cobra dimensión en su temporalidad. El elemento que recubre el gran contenedor del espacio ( como los océanos que cubren las depresiones geográficas), es el tiempo; el espacio exterior pareciera ser un vasto océano de tiempo; vale la pena recordarlo: el tiempo, esta imaginación colectiva absolutamente insustancial, incorporeidad fenomenológica que se extingue en su propio paso, y que además se renueva en su propia extinción
( historia, podríamos decir).
Los hombres tal vez seamos no mas que un sueño; Y la historia no mas que un relato.
Pero la historia se resiste a la estratificación de significaciones visibles, de todas ellas como conjunto, y mas vale solo deja verse la última capa, la superficial. Allí estamos desenterrando memorias como fósiles, como cadáveres que no terminan de desintegrarse en el polvo, y del mismo polvo hecho tierra germinamos desde los ríos de nuestros antepasados , que siguen latiendo en la conciencia que se demora en la escena presente hacia el devenir -
Es una tremenda aventura estar arrojados a este naufragio de la vida e intentar significarla.
El ser y el tiempo han sido los temas que ocuparon esencialmente a los filósofos. Si existe aquello que permanece esencialmente igual y se resiste al cambio en el devenir , o si todo es cambio, flujo en constante movimiento, y en ese movimiento se significa el ser como conciencia del tiempo.
Cuando Freud se refería a la atemporalidad de lo inconsciente pensaba tal vez en este movimiento de la permanencia, ¿como podía algo permanecer en el movimiento?, como podía no solo permanecer sino a la vez significar el instante en devenir entregándonos la presencia, y en la presencia no solo el objeto, la cosa, y un paso mas allá la sustancia y el cuerpo como atributos de la realidad.
Cuando Lacán piensa en “lo Real” entramado a lo simbólico como posibilidad de habitar la imagen del mundo, se retrotrae al viejo problema de la realidad: ¿qué es la realidad?, ¿una convención entre quienes percibimos el tramado de significaciones montadas sobre la escena imaginaria?-
Hoy parecen diluirse la certezas que antaño nos entregaran los vastos sistemas de conocimiento, y ¿qué digo sistemas? , si la propia mención de su “sistematicidad” incluye una categoría determinante como ancla que fondea el peso de toda la construcción semántica, si solo decir "sistema" nos delata modernos.
Cada palabra encarna no solo un centro gravitacional como metáfora de sentidos, sino concluye la órbita de los significantes en una narrativa elíptica como anillo que no puede dejar de girar fuera de su campo .
El problema que preocupaba a algunos griegos anteriores a Sócrates, que tensaba la cuerda del pensamiento y daba forma a una idea más emocional que razonable, era el de la realidad misma, pero bajo su forma paradojal: ¿Cómo podía haber algo donde mas vale debería haber habido nada?, y en ese algo habido lo mas inquietante siempre resulta ser la forma del tiempo gerundio: “habiendo”.
¿Como puede algo Ser, habiendo sido, y seguir siendo, habiendo habido algo de su ser que no cesa en el devenir y renueva la forma del haber siendo lo mismo?
No encuentro modo mas preciso de definir el problema en la expresión mínima de una pregunta que la anterior.
Es el problema del ser y el tiempo en
el devenir en que se renueva-
La cesación del ser es otra paradoja, algo que cesa, que habiendo sido deja de ser-
La ecuación de Demócrito resuelve el problema: sólo existen átomos y vacío, si todo puede resolverse bajo la perspectiva de lo único que es, la significación hegemónica bajo la que todas las demás sucumben, entonces sólo se trata de átomos, los colores, los rumores, los aromas, átomos y reacciones químicas, reacciones moleculares enlazadas bajo la causalidad que determina de estos elementos conjunciones y formas propias-
Reduccionismo hasta el punto fetichista mas íntimo de concebir el todo como la suma de algo que pueda entender sin incomodar mis certezas-
Anoche mirando el cielo, recuperé la conciencia de la distancia que nos separaban de las estrellas.
Probablemente fuera la luz más lejana que pudiera llegar a mis ojos luego de miles o cientos de miles de años viajando en el espacio-
¿ cómo podemos concebir esta idea? si no es que la imaginamos, imaginamos algo así como un viaje en la nada, en una nada tan vasta que cobra dimensión en su temporalidad. El elemento que recubre el gran contenedor del espacio ( como los océanos que cubren las depresiones geográficas), es el tiempo; el espacio exterior pareciera ser un vasto océano de tiempo; vale la pena recordarlo: el tiempo, esta imaginación colectiva absolutamente insustancial, incorporeidad fenomenológica que se extingue en su propio paso, y que además se renueva en su propia extinción
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