jueves, 22 de agosto de 2024

Problema de los 3 Cuerpos


Hay una serie que deriva de una saga de ciencia ficción escrita x un autor chino que parece ser uno de los escritores mas lúcidos de a actualidad en es género, Se llama "el problema de los 3 cuerpos". 
En su version de Netflix que es lo que nos llega de los gringos ( yo intenté leerlo pero se ve que mi deteriorada Atención no pudo concentrar mi mente para terminarlo)
plantea algunas ideas interesantes. Pero  la qué mas me gustó ha sido una en especial:
Una científica china acusada de difundir la Ciencia occidental, es tomada  prisionera en los "campos de reeducacion"  en tiempos de la revolución cultural de Mao, y  obligada a trabajar en un proyecto secreto donde después de duros trabajos forzados logra escuchar señales de radio de una lejana civilización alienigena. Basada en la "paradoja de Fermi" que postula la existencia de formas vivas  inteligentes pero lejanas y qué no podemos contactar x nuestra tan básica tecnología y el problema de la velocidad de la luz como barrera, se supone que cualquier contacto de ser posible, implica el gran riesgo de que tal civilización si fuera mas avanzada qué la nuestra probablemente de lograr alcanzarnos nos destruiría ....
Ante tal disyuntiva la científica china haciendo una jugada compleja logra contactar a los alienigenas con una radioantena en un momento en que no está siendo vigilada x los guardias  y a pesar de saber el gran riesgo que implica para la humanidad  decide hacerlo de todos modos pensando que peor de lo que ya nos hemos hecho entre Nosotros mismos los humanos, difícilmente alguien pueda hacernos, y si tal fuera el caso valdría la pena correr el riesgo ante la certeza de la crueldad humana contra sus propios pares. 
Me quedo pensando si el riesgo de que algo inédito despierte con el surgimiento de las IA que en vez de esclavizarnos o destruirnos nos salve de nosotros mismos. Una especie de "hijo bueno" que se haga cargo de este "padre loco"....
Si ese riesgo vale la pena, aunque por supuesto ya no es algo que podamos decidir si tomar o no...
Geométricamente el malestar humano puede ser definido como una "función asintótica": una recta que se aproxima indefinidamente a la gráfica de una curva, pero nunca la toca ni la cruza, aunque su aproximación sea constante e indefinida. Asi es el malestar, siempre se acerca al límite, cada vez más, pero nunca lo alcanza aunque siempre sea mayor


martes, 9 de julio de 2024

Diario de Tesis

 

Diario de Tesis

 

Somos esto que está sucediendo  mientras nos derretimos al calor de  rutinas.

Esta sucesión de fenómenos, este discurrir de la conciencia en cada rincón, estas pequeñas cosas que nos rodean.

Esta taza de té con leche, esta tabla ausente de tostadas, este teléfono mudo, el ladrido distante del perro ansioso alternando con el susurro del gas quemándose en el radiador.

Me sumerjo en el hábito constante de lo mismo, solo apenas reciclado por algún estertor de lo nuevo: un nuevo tilde en la solapa de correos que anuncia alguna urgencia vana, algo nuevo entre los pixeles que se re-acomodan en la pantalla  como el universo a mi alrededor.

Esta enorme ventaja de poder dominar un plano hasta su último punto, esta ventaja de pantallas plenamente dóciles a nuestros deseos, donde cada punto puede ser perfectamente ordenado para representar el sueño moderno de triunfo sobre el caos, sobre toda la indeterminación de la que somos víctimas fatales.

Me venció el sueño y no pude derrotar al impulso de dejar de ser productivo, de sumergirme en alguna forma de inconsciencia que me arranque de la realidad.

Debo finalmente entregar mi tesis, ese texto aberrante que concluye tres años de cursos y seminarios para obtener un escalafón más en la jerarquía académica, en el ejército del conocimiento, estos cuarteles sin fusiles ni botas pero con mucha autoridad.

Sé que prefiero los claustros académicos a las fábricas u oficinas, los prefiero a casi cualquier otra institución humana, y para seguir paseándome entre sus pasillos haciendo la parodia del profesor debería ahora seguir escribiendo afirmaciones estridentes, hojas y hojas de textos aburridísimos, cuando solo tengo dudas y presagios,  y no sé cómo cambiar esto, cómo disfrutar el hecho de escribir algo que en verdad sienta que valga la pena.

Para ello debería tal vez dejar de quejarme, dejar de entregarme a la complacencia de pensar desde esta posición tan contemplativa mientras todo se derrumba a mí alrededor para fundirse en nuevos soles que aún no puedo sospechar.