Hemos sobrevivido cientos de miles de años y aquí estamos solos en un rincón de la galaxia enfrentando una vez más a un enemigo invisible como tantas veces lo hicimos antes.
Hoy hemos recaído en la materialidad de lo urgente, de lo real, de lo mortíferamente concreto para despertar de la ilusión de todas nuestras vanidades.
Ojalá lo entendamos así y estemos pronto a la altura de estas circunstancias.
Ojalá podamos concebir la globalización no solo para la mercancía y los capitales sino también para los derechos y las personas.
Ojalá de este momento aprendamos a ser más solidarios y podamos abrir nuestras mentes y corazones a concebir un mundo más justo y amable para todos, porque vivimos en una misma gran casa, porque ahora sí somos una aldea global y es en estos momentos donde debemos probar si es en serio que lo que no nos mata nos fortalece.
Así sea
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