Inútil luz de toda utilidad.
cada gesto estalla en el vacío
Tanta pantalla anestésica de cada Sisifo digital, tanto ticki ticki, vértigo alienante de toda vida entre cifras y máquinas.
Querido Baudelaire estas no son flores,
son el mal.
El poeta es un labriego, ha de ser muy laborioso, y apenas esperanzado en cosechas pródigas, solo producirá lo justo (no ha de faltar ni acumulará por si acaso), él debe establecer un equilibrio entre las potencias creadoras de la tierra y el influjo vivificante del sol, él cuida de estas fuerzas primigenias, y él, todo él no es más que la sombra de un oficio que encarna en la palabra que lo nombra: Poeta.
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