Excitante es algo que escapa de su centro, esa salida del uno quién fuere que seamos, esa huida frenética para escapar de nosotros mismos como dilema existencial.
El poeta es un labriego, ha de ser muy laborioso, y apenas esperanzado en cosechas pródigas, solo producirá lo justo (no ha de faltar ni acumulará por si acaso), él debe establecer un equilibrio entre las potencias creadoras de la tierra y el influjo vivificante del sol, él cuida de estas fuerzas primigenias, y él, todo él no es más que la sombra de un oficio que encarna en la palabra que lo nombra: Poeta.
viernes, 28 de marzo de 2014
Ser otros en el juego de la seducción
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