Así surge la introducción a este capítulo ¿que es la filosofía?.
Arriesgaremos no muy aventuradamente la posición de Delleuze: “ La filosofía es el arte de crear conceptos”.
Ya tenemos entonces nuestro material en crudo, ahora digerir esta idea requiere su cocción.
La filosofía se desarrolla fundamentalmente entre amigos, como una confidencia y este amigo es también un personaje conceptual ya que los conceptos necesitan personajes conceptuales que contribuyan a definirlos. Ahora bien, este arte de formar, de inventar, de fabricar conceptos produce un quiebre con la idea antigua del Sabio ya qué el filósofo busca la sabiduría pero no la posee, mantiene una tensión con el saber sin retenerlo.
El filósofo es entonces amigo del concepto y en este sentido la filosofía equivale a un arte de formar, de inventarlos y de fabricarlos pues ellos mismos no son necesariamente formas inventos o productos. Ahora sí, con mayor rigor podremos definir a la filosofía como “la disciplina que consiste en crear conceptos”.
Aquí nos sugiere el autor que de lo que más debiera desconfiar el filósofo es de los conceptos mientras no los haya creado él mismo, y nos recuerda que la filosofía no es contemplación ni reflexión ni comunicación, ya que contemplar reflexionar y comunicar son acciones-maquina para construir universales en todas las disciplinas.
En este sentido “creación” es singular y el concepto como creación propiamente filosófica siempre constituye una singularidad, los universales no explican nada y tienen que a su vez ser explicados.
Cualquier construcción es una construcción sobre un plano que le da una existencia autónoma, crear conceptos exige este plano, esta planicie donde construir ya que la filosofía consiste en esta creación continuada de conceptos nuevos; deberíamos preguntarnos entonces que es un concepto en tanto que idea filosófica, ya qué la exclusividad de la creación de los conceptos garantiza una función para la filosofía pero no le concede ninguna preeminencia sobre el pesar.
Si hay tiempo y lugar para crear conceptos la operación correspondiente será la filosofía o no se diferencia de ella aunque se le diere otro nombre.
La creación de un concepto Exige un determinado plano de inmanencia, plano sobre el cual un conjunto de componentes heterogéneos concurrirán al sitio de una totalidad antes fragmentaria que expresará la singularidad de este nuevo concepto; el concepto expresa una cierta consistencia interna y una cierta consistencia externa.
Delleuze acusa a los filósofos de no haberse ocupado lo suficiente sobre la naturaleza del concepto como realidad filosófica, ya que han preferido considerarlo como un conocimiento o una representación dada que se explicaba por unas facultades capaces de formarlo o de utilizarlo, pero él nos recuerda que el concepto no viene dado, es creado; es más, hay que crearlo, no está formado y se plantea asimismo como una auto-posición.
Cuanto más creado es el concepto más se plantea asimismo ya que depende de una actividad creadora, libre, y necesariamente independiente. Lo más subjetivo será lo más objetivo.
El concepto no necesita referente, se plantea asimismo como un acto de pensamiento.
Finalmente recordaré una lúcida frase del autor que nos anticipa un momento de posibilidad creadora: “…a veces ocurre que la vejez otorga no una juventud eterna sino una libertad soberana, una necesidad pura en la que se goza de un momento de gracia entre la vida y la muerte y en el que todas las piezas de la máquina encajan para enviar un mensaje hacia el futuro que atraviesa las épocas…”
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