El arte pictórica y la luz
“La sustancia del pintor no son los pigmentos ni la tela sino la luz…”
El pintor obra su arte desde un centro que le es ajeno, y su oficio se arraiga al sustrato mas incierto: el aire.
La transparencia que habita y media entre todas las cosas, a su vez las une en un espacio insoluble que solo el ojo quiebra
(mas poderoso que cualquier ingenio o artificio).
La palanca que mueve al entendimiento es “el símbolo”, como fuerza de presencia que convoca las cosas a su forma.
Veamos todo de nuevo…
¿Qué hiere al símbolo y a su forma?
¿La ondulación de una posibilidad o algo que pende del hilo improbable de la memoria?,
¿Algo distinto a nosotros mismos?
Te he unido a la vastedad del infinito y en el intento me he entregado al desatino de la propia existencia.
Exiliados de la infancia, sin nombre
Como la patria del niño es la memoria;
sin imágenes pero hecha alma
(Reedición 10 años después)
“La sustancia del pintor no son los pigmentos ni la tela sino la luz…”
El pintor obra su arte desde un centro que le es ajeno, y su oficio se arraiga al sustrato mas incierto: el aire.
La transparencia que habita y media entre todas las cosas, a su vez las une en un espacio insoluble que solo el ojo quiebra
(mas poderoso que cualquier ingenio o artificio).
La palanca que mueve al entendimiento es “el símbolo”, como fuerza de presencia que convoca las cosas a su forma.
Veamos todo de nuevo…
¿Qué hiere al símbolo y a su forma?
¿La ondulación de una posibilidad o algo que pende del hilo improbable de la memoria?,
¿Algo distinto a nosotros mismos?
Te he unido a la vastedad del infinito y en el intento me he entregado al desatino de la propia existencia.
Exiliados de la infancia, sin nombre
Como la patria del niño es la memoria;
sin imágenes pero hecha alma
(Reedición 10 años después)
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