Toda esa meticulosidad excesiva con que responden los patrones de comandos predeterminados, toda esta parafernalia de movimientos de rigurosas imposturas sincronizadas como un ballete de pinguinos.
Ellas, que se visten tan sonoras para la ocasión festiva y ellos tan jinetes de sus trajes calculados.
Todo el escenario es una parodia extrema de la trama en que hemos sido resueltos a desandar madejas de ciclos repetidos.
Como soldaditos de plomo anclamos nuestro vicio al miedo de un personaje, no digo "rol", personaje, máscara, hecho de los haceres que ocultan la fibra que late...
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