Día a día recuerdo a papá, en el negocio donde él estaba, contándole la misma historia a muchas personas todas las jornadas, atendiendo a mamá que a cada rato me llama para contarme algo de papá, cada día libre que voy a la casa de los viejos, cada mañana que me levanto y veo a mis hijas y pienso en él, a cada instante que en soledad puedo llorar y salir de nuevo a pelearle el día a la vida con mi mejor semblante, con el corazón lleno de amor por más que me invada la tristeza, por mi, por su memoria y por los míos.
Ayer a la noche me acordé de papá y decidí hacerle un homenaje, a mi manera, con una foto de cuando era niño y una poesía, porque me siento niño de nuevo, renovado como hombre ante el desafío de ser padre yo, y saber que un día mis hijas me recordarán también a mí, pensé en el río de la vida que nos empuja a través de los años y va renovando su lecho de nuevas vidas, pensé que era un mensaje muy luminoso y que de alguna manera podía reconfortarte mas allá del dolor que te causare el recuerdo, porque si algo sé es que no es el silencio lo que cura, ni el tiempo cura, sino cura el amor, cura el recuerdo que guarda la memoria en el corazón de quienes amaron y siguen amando, porque el silencio solo calla dolor, pero la palabra y el recuerdo descubren lo mejor de la memoria, porque cada día que pasa logro sentirme un poco mejor solo a fuerza de recordarlo como él supo ser: un hombre fuerte, trabajador, honesto, honrado y que supo amarnos hasta el final poniendo su propio cuerpo y estallando su corazón de amor por no callar.
Y si algo el viejo nos legó es su fuerza, y si algo un hombre debiera, eso sería sobre todo amar, ser feliz, haciendo lo posible por no temer a la vida.
Deseo eso para vos.
Mariano, Tu hermano
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