sábado, 16 de septiembre de 2017

Deambulaba

Deambulaba a la sombra de unos parajes extraños de mi alma,  sin rumbo por noches infinitas,  en días extraños, y me perdí en el sinsentido de no hacer nada.
Yo que supe ser un poeta maldito, que también fui aviador,
que exploré las aldeas del Himalaya para encontrarme, y que supe inventarme para habitar cada pequeño espacio del tiempo en donde viví mil vidas y ahora vivo una con la presión del acero,  espero el momento sin tiempo en donde vuelva a ser instante  sin certeza, para despertar de nuevo como los pájaros que despiertan al aire, para poder  desintegrarme como cada rayo de luz en los colores del Alba, para  poder volver a mirar a los ojos sintiendo todo y sin sentir sin ser  nada. Hoy que escribo  sin el estruendo del rebuzno oficial,  vuelvo a ser el cordero que expía sus culpas en una tarde infinita sentado en el pasto, hojas de hierba, hojas de hierba querido Walt.