No puedo negar mi implicación desde una perspectiva en la que intento pensar utilizando categorías a priori, tal vez demasiado entusiastas.
Es que tal vez el hecho formal, el fenómeno digamos, se re-inscribe en la historia ( como historicidad) desde la lógica del mito, y es aquí donde mejor podría pararme para defender mi pretendida posición (veremos)-
Son muy ciertas las consideraciones sobre las circunstancias subjetivas típicas de la adolescencia así como las características antropológicas en tanto invariantes culturales que determinan la pertenencia y el reconocimiento de los grupos. Los ritos de pasaje se inscriben en la adolescencia y la pertenencia imaginaria a los grupos de referencia tal vez se sellen en este período de la vida y establezcan patrones futuros de reconocimiento.
Pero yo me pregunto esto: el fenómeno colectivo, el acto espontáneo que luego es capturado por las significaciones mas diversas que intentan "diquear" la fuerza sustantiva del fenómeno hacia los embalses de significaciones restringidas que capitalizan posiciones políticas y prácticas legítimas., ¿como se genera esta fuerza, y el fenómeno?-
Tal vez la teoría de la autopoiesis resulte un límite, mas allá de ella misma no se puede pensar mas que desde una perspectiva mas bien mágica, y en este punto creo necesario idear un modelo mas universal y comprensivo.
Aquí la importancia de este acto fundante nuestro: la significación del fenómeno, Nietzsche decía ".. no hay hechos, solo interpretaciones...", no iré tan al extremo, y arriesgaré, si hay hechos, precisamente Hechos hechos de las interpretaciones.
Esa es, creo yo, mis estimados, nuestra responsabilidad como ciudadanos mayores: sujetos plenos de derecho, comprometidos con un colectivo social, con el Otro, la justicia y el conocimiento.
Si me permiten, daré un paso más: estoy leyendo una interesante tesis de un Biólogo que no discrimina mucho entre su campo de estudio y la física, la sociología, la matemática y la psicología : Rupert Sheldrake.
Rupert propone un modelo biológico basado en lo que denomina como "resonancia mórfica", o estructuración de los campos físicos, sociales y biológicos de acuerdo a un patrón del que la "naturaleza" es habitual, osea una especie de memoria tendida entre los campos de energía unificada que conforma lo existente: tanto molecular, biológico como atómico (y demás)-
En este punto pienso yo en el fenómeno social como trascendente al hecho de la interpretación subjetiva ( osea de cada miembro que ha participado en la "rateada"), sino mas vale lo intento pensar como una forma intersubjetiva de reconfiguración de la red social (por decirlo en términos actuales).
Tal vez ellos mismos, los estudiantes, asistan a un modelo de configuración social basado en formas horizontales que aún no pueden interpretar ni presentir.
La toma de la Bastilla fue en sí un suceso menor como hecho fenomenológico, pero como hecho mítico construye el valor histórico que funda la idea moderna de emancipación, de estado y derecho. Construye la historia desde el mito sin que los 600 ciudadanos que combatieron por liberar a los siete prisioneros sospecharan las consecuencias políticas de ese acto, ni que estaban encendiendo la mecha de una revolución que se extendería por toda Europa.
Pienso también en otros fenómenos espontáneos que luego fueron capturados bajo la significación del poder local o de turno y aún son resistentes a toda interpretación: el primer cacerolazo del 2001, el primero como hecho espontáneo y no los ecos posteriores ni sus interpretaciones: como un hecho emocional, de una inteligencia distribuída en funcionamiento sincronizado, como los cardumenes que se mueven sin pensar lógicamente ni ensayan coreografías.
Disculpen ustedes mi emoción y mi exceso de credulidad así como la puesta en juego de las visiones mas esperanzadas que me alientan a seguir pensando en posibilidades menos "desasosegadoras" que la de ver chicos rateándose en masa, solo repitiendo una moda o un rito absurdo, como todos los que ya he repetido yo. Tal vez veo en ellos eso que hubiera anhelado que pasara en nuestra generación, tal vez es la edad y mi prematura chochera...
