jueves, 9 de julio de 2009

El relato, sus convergencias y complicaciones



Hay un campo donde la narrativa deviene.
El recuerdo mas antiguo de la narativa oral, el cuento, la narración histórica, el relato de aventuras, de ficción , de humor, las sagas, como géneros simplificados de la novela y el texto formal de la ciencia, rememoran la trayectoria de las palabras que fueron eyectadas de la improbable zona de los sucesos im-presentes.
La fenomenología reclama el dominio de esta tierra media.
La fenomenología resuelve el problema gnosceológico del origen, ya que no lo resuelve ni lo intenta.
Volvamos al tema.
El territorio discursivo, que desde esta otra narrativa inVTento evocar es el imaginario de la desdicha del lenguaje al sellarse en el texto escrito.
Escapa de las reuniones tribales, quiza del fuego de la noche que las gestó, de las estrellas, del relato oral , con todo su misterio, con la vitalidad de su interlocución: solo nos queda la experiencia del teatro, los fogones, y el ritual para intentar recordarlo, para intentar recordar como pudo haber sido algun día, o imaginar que será algún otro. (recordar e imaginar bajo mismo significado)
Imagino al anciano hablando frente al fuego luego de un par de pitadas a su pipa, rodeado por sus pares, por jóvenes y mujeres, todos en silencio escuchando a los viejos uno por uno; o la algaravía del relato entre amigos frente al fuego, con risas y vino, o la danza ritual, entre máscaras, fuegos y ambrosía.
Imagino a los amantes frente al fuego entre al cueros y las pieles de tu tienda, las paredes de su cueva. ( tal vez aquí la primer diferencia entre nómades y sedentarios, los unos y los otros, tiendas y cavernas)
Imagino al hombre hablando de esta manera y lo presiento mucho mas sincero.

La cima del tremendo monte de la hipocesía del discurso la alcanza a mi entender, el derecho romano, legitimando las prácticas del dominio.
Que la palabra devenga sagrada, que el deseo devenga hecho, que el pensamiento devenga palabra, que el deseo devenga pensamiento, que el impulso devenga deseo, que la voluntad precisamente devenga vida: es el asombroso misterio.
Misterio precisamente son las ideas.
Misterio que las palabras fluyan de nuestras fauces sin pensarlo, sin casi dominio de ellas mas que la voluntad de eyacularlas.
Asi el relato primal de las entrañas de los tiempos, inmemorial es el dios que liberó la palabra a los hombres, como el fuego que donara Prometeo, y cara su deuda con los dioses: habernos arrojado al exilio del paraíso.
Se funden oriente y grecia. El panteón griego y la tradcion Egipciojudeocristiana.
La palabra engendrada en el ser. La huida del paraíso: ¡Non Serviam! pronunciara el el angel, y fue arrojado.
Volvamos al relato de los ancestros: los ancestros son el relato.
Pero no se preocupen los doctos en todas las ciencias: Nomás estoy cincelando un poema